Calendario de embarazo en la semana 18

Qué sucede con el bebé

En la semana 18 de embarazo, continúa el desarrollo del cerebro: aumenta la cantidad de células nerviosas, se profundizan los surcos y las circunvoluciones. Alrededor de los nervios comienza a formarse la mielina (una envoltura especial): protege los nervios de daños y acelera la transmisión de impulsos desde el cerebro y la médula espinal hacia los órganos y tejidos del feto. La envoltura de mielina seguirá desarrollándose incluso después del nacimiento del bebé (hasta aproximadamente 1 año).
En la base del cuello del bebé aparece el timo (glándula timo). Produce linfocitos, células del sistema inmunológico que protegerán el organismo del feto de los "agresores".
El propio bebé ha crecido notablemente: ya pesa ~217 g y mide 20,3 cm de longitud (del tamaño de una buena patata).
Los huesos se fortalecen, las manitas y los pies crecen y, en general, la estructura del cuerpo del pequeño se vuelve cada vez más proporcional.
Dato curioso: se considera que hacia la semana 18-19 de embarazo, el niño termina de formar su patrón único en los dedos.
El peque ya ha desarrollado su propio ritmo: las fases de sueño y vigilia se alternan, por lo que la futura mamá puede planificar su día de acuerdo con el horario del bebé.
Normalmente, en este período los niños se vuelven cada vez más activos, se mueven y dan volteretas. La mujer puede seguir estos movimientos (lo normal es de 4 a 8 por hora, si hay más, es recomendable contárselo al médico que lleva el embarazo, ya que es posible que el bebé esté experimentando alguna incomodidad y de esta manera te lo esté señalando).

Qué sucede con la mamá

Las mujeres primerizas empiezan a sentir los movimientos del feto entre las 18 y 20 semanas. Describen esto como un aleteo, burbujeo o revoloteo. Sin embargo, algunas embarazadas pueden confundir estas sensaciones con la peristalsis (contracciones ondulantes de los músculos lisos) del intestino. Las mujeres que ya han tenido hijos sienten que los movimientos ocurren con más frecuencia. La actividad del bebé aumenta por la tarde, y esto a menudo impide que la mujer se duerma.

Útero

continúa creciendo y en la semana 18 del embarazo alcanza el tamaño de un coco o un melón pequeño. La futura mamá puede palpar una formación densa en el medio entre el pubis y el ombligo. Si se palpa el abdomen aproximadamente 2-2,5 cm por debajo del área del ombligo, se puede sentir el fondo del útero. Aunque el médico podrá hacerlo ya alrededor de la semana 12.

Abdomen

En la semana 18, esconder la barriguita se vuelve cada vez más difícil, ya que para entonces no solo aumenta notablemente, sino que también se eleva. Esto provoca que el centro de gravedad de la mujer se desplace y aparezca la típica forma de caminar de las embarazadas, moviéndose con los hombros ligeramente hacia atrás. Ahora es muy importante elegir la ropa adecuada y, para evitar la carga en la columna vertebral y prevenir dolores no deseados en la espalda y la zona lumbar, los especialistas aconsejan adquirir pantalones cortos o braguitas especiales que sostengan la barriga en crecimiento.
Algunas embarazadas pueden experimentar mareos. Esto se debe a una disminución de la presión arterial por debajo de los valores habituales. Si al levantarte bruscamente de la cama sientes mareos, sigue las siguientes reglas. Después de despertarte, no te levantes rápidamente, estírate, mueve los brazos y las piernas. Luego siéntate y permanece unos minutos en la cama. Después de esto, puedes levantarte, pero hazlo despacio.
Debido a que el centro de gravedad se desplaza hacia adelante, para mantener el equilibrio, la mujer empieza a arquear más la espalda. Como resultado, las futuras mamás pueden experimentar dolores en la zona lumbar. A veces, surgen dolores en la zona de las caderas y los glúteos, la causa es la compresión de los plexos nerviosos por el útero en crecimiento. Un calzado inadecuado agrava aún más estas molestias, por lo que los expertos recomiendan encarecidamente a las mamás usar zapatos con suela estable o con un pequeño tacón (si no pueden prescindir de ellos). También es importante fortalecer los músculos de la espalda mediante ejercicios especiales y natación.
En caso de dolores en la zona de las caderas y los glúteos, es necesario hacer algunas inclinaciones hacia adelante y hacia los lados, y rotar la pelvis. Luego, acuéstate sobre el lado "sano"y relájate – en unos minutos el dolor debería desaparecer.
Además de la aparición de dolores en la espalda y en la zona lumbar, pueden aparecer sensaciones periódicas de tirantez en el abdomen. Para aliviar la carga en la espalda, además de usar ropa interior de soporte y realizar ejercicios regulares para fortalecer los músculos de la espalda, también es necesario darles descanso, controlar la alimentación y el peso (para no ganar más kilos de los necesarios).
En cambio, el dolor en la zona lumbar puede no estar relacionado con el crecimiento del útero, sino con el desarrollo de una infección en las vías urinarias. Para evitar el desarrollo de enfermedades del sistema urinario, intenta no exponerte al frío. Ante los primeros síntomas, acude inmediatamente a un especialista.
Además, es importante prestar atención a los dolores inusuales en el abdomen. Debido al crecimiento del útero, la mujer puede experimentar constantemente molestias en la zona abdominal, pero cuando los dolores se vuelven prolongados o en forma de contracciones, es imprescindible acudir al médico de inmediato.

Congestión y hinchazón nasal

La causa de este fenómeno a menudo es la rinitis, que surge debido a la hinchazón de los tejidos mucosos, provocada en gran parte por cambios en el equilibrio hormonal. La rinitis en sí no representa ningún peligro para la madre y el bebé, pero causa muchas molestias a la mujer. Las soluciones salinas y los aerosoles pueden aliviar la situación. Es posible deshacerse completamente de la rinitis 1-2 semanas después del parto. A veces, la hinchazón se agrava debido a características anatómicas de la estructura de la nariz (por ejemplo, a menudo es en este período cuando las mujeres descubren que tienen un tabique nasal desviado y la necesidad de una intervención quirúrgica posterior, pero ya después del nacimiento del bebé y la finalización de la lactancia). En tal caso, los médicos recomiendan a las embarazadas dormir con la cabeza elevada (semi-sentada) para asegurar una correcta entrada de aire durante la noche.

Secreciones

En la semana 18 (siempre que el embarazo transcurra con normalidad), seguirán siendo claras y homogéneas. La única diferencia con respecto al período anterior es que pueden volverse más abundantes. Esto es normal siempre y cuando su color no cambie y la mujer no experimente picor o ardor. Sin embargo, si se trata de secreciones verdosas, amarillas o con aspecto de requesón, esto puede indicar la presencia de una infección, lo cual debería ser motivo para acudir al médico de inmediato. Para evitar estos inconvenientes, se puede excluir del régimen alimenticio el azúcar y los productos de repostería (levaduras). También es necesario consumir regularmente productos lácteos fermentados naturales y mantener una buena higiene.
Posibles desviaciones de la norma
  • cistitis;
  • pielonefritis;
  • placenta previa (completa, parcial), placenta de baja inserción.

Desarrollo de los gemelos

En general, los gemelos no se diferencian en términos de desarrollo de sus hermanos de un embarazo único. La única diferencia que notará la madre es el tamaño de su vientre (en un embarazo múltiple, a partir de la semana 16-17, el vientre será más grande que el de las madres que esperan un solo bebé).
También es importante saber que en la semana 18 de embarazo, las glándulas del bebé aumentan su actividad, liberando una gran cantidad de hormonas. Y en el caso de un embarazo múltiple, la madre corre el riesgo de desarrollar enfermedades de las glándulas debido al exceso de hormonas.

Examen médico

Médicos

  • La consulta con el obstetra-ginecólogo es la cuarta visita al médico. La próxima cita con el ginecólogo debe ser a las 22 semanas.

Análisis

  • Análisis general de orina – ayuda a detectar enfermedades de los riñones y la vejiga. No es raro que en este período la orina de la mujer contenga acetona, lo que indica un mal funcionamiento del hígado. También es necesario descartar la diabetes y la preeclampsia.
  • Análisis clínico de sangre – es necesario para detectar diversas enfermedades que pueden complicar el curso normal del embarazo. La hemoglobina baja en el organismo de la embarazada conduce a una falta de oxígeno necesario para el bebé, lo que puede provocar anemia en el niño después del nacimiento.
  • «Triple test», si no se ha realizado en la semana 16 o 17, es necesario hacerlo ahora.

Exámenes

  • medición del peso – un aumento excesivo de peso durante el embarazo puede llevar al desarrollo de complicaciones.
  • medición de la presión arterial – una presión elevada indica el desarrollo de hipertensión arterial y otras complicaciones del embarazo.
  • medición de la altura del fondo uterino y la circunferencia abdominal – si sus medidas están por debajo de los valores promedio para el período gestacional, esto puede indicar problemas en el curso del embarazo y requiere un examen adicional.
  • ecografía – Entre la semana 18 y la 22, el médico programa una ecografía de seguimiento para la futura mamá. Aunque la ecografía puede revelar el sexo del bebé, en esta etapa se realiza principalmente para asegurar el desarrollo normal del feto y la ausencia de defectos como malformaciones cardíacas y el síndrome de Down. Además, la ecografía permite al médico examinar la ubicación de la placenta, determinar la circunferencia abdominal y la cabeza del bebé, el tamaño de su región fronto-occipital y de los huesos largos, así como el estado del cordón umbilical y la placenta de la madre.

Dificultades durante el embarazo

En la semana 18 de embarazo, se minimiza la posibilidad de aborto espontáneo y se reduce el riesgo de afectación del feto, ya que este ya está completamente formado. El malestar matutino cesa, sin embargo, la probabilidad de enfrentar dificultades sigue siendo alta. A continuación, se presenta una lista de posibles complicaciones.

Dolores abdominales

Debido al aumento del tamaño del útero y la distensión de los ligamentos que lo sostienen, pueden sentirse dolores tirantes en la parte baja del abdomen de vez en cuando. Si son breves y poco frecuentes, es normal. En caso de episodios prolongados, especialmente si van acompañados de secreciones, es imprescindible una revisión médica.

Dolores de espalda

Con el crecimiento del feto, el centro de gravedad se desplaza y la columna vertebral se desvía de su posición habitual, lo que puede causar molestias en la zona lumbar e incluso dolores agudos. Este problema se puede corregir usando una faja y durmiendo en una posición fisiológica de embrión, es decir, de lado y acurrucada.

Infecciones del tracto urinario

Los síntomas pueden ser los siguientes: pesadez en la zona lumbar, disminución de la cantidad de orina y aumento de peso, lo cual está relacionado con la retención de líquidos en el cuerpo. En caso de cistitis, la frecuencia de las micciones aumenta y se acompaña de dolor. Para controlar el estado de los riñones durante todo el embarazo, se realiza un análisis general de orina con cierta periodicidad y, si es necesario, se prescriben medicamentos adicionales.

Embarazo detenido

Desafortunadamente, por diversas razones, esto puede ocurrir y al principio no se manifiesta de ninguna manera. Luego pueden aparecer debilidad, escalofríos, dolores tirantes en la parte baja del abdomen o en la zona lumbar, y secreciones oscuras. La aparición de estos síntomas requiere una consulta inmediata con el médico.

Anemia

Debido a los cambios hormonales y a cierta retención de líquidos, a muchas mujeres se les diagnostica esta condición. La embarazada puede no sentir ninguna molestia, y la debilidad periódica y los mareos no causan preocupaciones serias. El médico que la atiende evalúa necesariamente el grado de anemia y, si es necesario, prescribe el tratamiento adecuado.

Estreñimiento

Pueden surgir dificultades para evacuar el intestino y retención de heces hasta por 3 días. En tales casos, la corrección de la dieta y la actividad física, como paseos al aire libre, tienen un efecto positivo.

Qué se puede y qué no se puede

Las recomendaciones generales para una mujer embarazada siguen siendo las mismas que en etapas anteriores, es decir, una alimentación equilibrada, un descanso adecuado y una actitud positiva. Los periodos más peligrosos han quedado atrás, y por delante está el seguimiento médico planificado y la preparación para el parto.

Qué PUEDE hacer la futura mamá:

  • Gimnasia ligera con énfasis en los músculos del suelo pélvico, siempre y cuando este ejercicio no cause incomodidad.
  • Paseos a pie en compañía de personas cercanas en la naturaleza o en un parque, disfrutando de emociones positivas.
  • Practicar aquagym para embarazadas, siempre que la futura mamá no tenga problemas de salud específicos.
  • Tener relaciones sexuales (si no hay restricciones por parte del médico tratante). Se deberá abstener de la intimidad si hay una infección o si el tono del útero está elevado.
  • Un descanso nocturno completo de al menos 8 horas y, si es necesario, una siesta durante el día.
  • Dedicar tiempo a actividades que le gusten, como leer literatura, escuchar música clásica o bordar.

Qué NO PUEDE hacer la futura mamá:

  • Fumar en cualquier cantidad, ya que bajo la influencia del tabaco los vasos sanguíneos se contraen y se altera el suministro de sangre al feto.
  • Consumir productos con alto contenido de conservantes, alimentos grasos y fritos, y delicatessen ahumadas debido a su posible efecto tóxico.
  • Las cargas físicas intensas son peligrosas por el riesgo de parto prematuro, al igual que los deportes de riesgo: esquí alpino, halterofilia, equitación.
  • Tomar medicamentos sin consultar con el médico.
  • Cualquier examen médico sin la prescripción del médico tratante.
  • Té y café muy fuertes, ya que su consumo puede aumentar la presión arterial y alterar el flujo sanguíneo uterino.

Alimentación adecuada

La futura mamá debe prestar especial atención a su alimentación ahora, al igual que durante todo el embarazo. La comida debe ser variada y equilibrada, y – ¡lo más importante! – debe contener una cantidad suficiente de vitaminas.
Para no ganar kilos de más, es necesario limitar el consumo de alimentos grasos y dulces, y para asegurar que el organismo tenga suficiente calcio, añade diariamente a tu dieta productos lácteos fermentados como el requesón desnatado y el kéfir. Para el desarrollo normal del feto también son necesarios la carne magra y el pescado, y para prevenir el estreñimiento, ayudan las verduras y frutas frescas.
En el segundo y tercer trimestre del embarazo es necesario consumir una cantidad suficiente de proteínas. Pues las proteínas son el material de construcción para las células del cuerpo de la madre y del bebé. Para asegurar la ingesta adecuada de proteínas durante este periodo, es importante incluir en tu dieta diaria una variedad de alimentos proteicos: carne, mariscos, pescado, leche y productos lácteos fermentados, así como huevos y queso.

Necesidad de vitaminas y minerales

La ingesta en el organismo de la embarazada de la cantidad necesaria de vitaminas y minerales esenciales es fundamental para el correcto desarrollo del bebé y la salud de la madre. Su carencia puede provocar estados patológicos que se pueden y deben prevenir.

Vitamina B1 (tiamina)

Vitamina hidrosoluble que participa en los procesos de transmisión de impulsos nerviosos, procesos energéticos, y en el metabolismo de proteínas y grasas. Su deficiencia puede provocar retraso en el desarrollo físico. Se encuentra en los piñones, avena y cebada, semillas, verduras, carne de cerdo e hígado.

Vitamina B2 (riboflavina)

Elemento nutritivo que forma parte de las enzimas de oxidación-reducción, conocido como la vitamina de la belleza. La riboflavina es necesaria para la producción de anticuerpos, la formación de eritrocitos y la regulación del crecimiento. Se encuentra en grandes cantidades en el hígado, productos lácteos y cereales, verduras verdes y legumbres.

Vitamina B3 (niacina)

Fortalece el sistema nervioso, influye en el nivel de colesterol, y su deficiencia puede causar dermatitis y trastornos intestinales. Está presente en la yema de huevo, pescado, productos lácteos y frijoles.

Vitamina B5 (ácido pantoténico)

Participa activamente en la producción de energía necesaria para mantener las funciones vitales del organismo. Interviene en la respuesta inmunitaria, facilita la absorción de otras vitaminas y previene el envejecimiento. Se encuentra en el trigo sarraceno y la avena, verduras verdes y legumbres, productos lácteos y huevas de pescado.

Vitamina B6 (piridoxina)

Junto con otras vitaminas del grupo B, normaliza el metabolismo, regula el nivel de azúcar en la sangre y participa en la transmisión de impulsos nerviosos. Su deficiencia puede afectar la formación del cerebro del niño y aumentar el riesgo de aborto espontáneo. Se obtiene de pan integral, semillas de cereales germinadas, hígado y pescado rojo.

Vitamina B7 (biotina o vitamina H)

Normaliza el nivel de glucosa en sangre y las fracciones de colesterol, regula el funcionamiento del sistema nervioso. Se encuentra en casi todas las frutas, bayas y verduras, cereales y productos lácteos, carne y pescado.

Vitamina B9 (ácido fólico)

Esta vitamina se prescribe a menudo a las mujeres embarazadas desde las primeras etapas. Influye en la formación y desarrollo de los tejidos del organismo, estimula el desarrollo del sistema hematopoyético y reduce el riesgo de patologías del cerebro del feto. Está presente en productos cárnicos, salvado, tubérculos y calabaza.

Vitamina B12 (cobalamina)

Participa en la síntesis del ADN, influye en las funciones hematopoyéticas y reproductivas, y normaliza el equilibrio hormonal. Se encuentra en mayores cantidades en productos cárnicos y de pescado, huevos y aves.

Vitamina C (ácido ascórbico)

Se obtiene únicamente del exterior, regula los procesos de oxidación-reducción, reduce la permeabilidad vascular, influye en la coagulación sanguínea y la regeneración de tejidos. Está presente en bayas y frutas, tomates, col y patatas asadas.

Vitamina A (retinol)

Participa en la formación del aparato visual, fortalece el sistema óseo-muscular, influye en las propiedades protectoras de la piel y las membranas mucosas. La deficiencia de retinol puede causar problemas de visión y resfriados frecuentes. La mayor cantidad se encuentra en el aceite de pescado, así como en el hígado, perejil y espinacas, zanahorias y huevos.

Vitamina D

Es responsable de la correcta formación de huesos, músculos y dientes, y facilita la absorción del calcio. Con bajos niveles en el organismo, la inmunidad disminuye, los huesos se vuelven más frágiles y se deteriora el estado de la piel y los dientes. Para mantener un nivel óptimo de vitamina D, se deben incluir en la dieta pescados grasos, caviar y yema de huevo.

Vitamina E (tocoferol)

Pertenece a los antioxidantes, participa en los procesos metabólicos y en la respiración tisular, protege contra la acción de las toxinas. Se encuentra en la mantequilla y el aceite vegetal, la carne y la leche, los huevos y los germinados de cereales.

Vitamina K

Influye en la coagulación de la sangre, previene las hemorragias, evita el desarrollo de células cancerígenas. Está presente en todos los tipos de col, salvado de trigo y cereales, aceite de oliva.

Calcio

Es necesario para el desarrollo de los huesos y dientes, previene el raquitismo en el bebé, evita las hemorragias y los partos prematuros. Se asimila a partir de productos lácteos y de pescado, verduras verdes y frutos secos. Para la absorción del calcio, es necesario el ejercicio físico y paseos regulares al aire libre durante el día.

Magnesio

La necesidad durante el embarazo aumenta, el microelemento participa en la formación de la placenta y el sistema nervioso del feto, regula el tono del útero. Se encuentra en el sésamo y el salvado de trigo, semillas y alforfón.

Fósforo

Regula el nivel de hormonas y el equilibrio ácido-base, es necesario para los huesos y dientes, previene la demencia y los trastornos del equilibrio energético. El organismo lo asimila a partir del pescado y mariscos, frutos secos y semillas, cerdo y productos lácteos.

Potasio

Presente en cada célula del organismo, su déficit puede llevar a calambres, edemas y debilidad, palpitaciones y mayor irritabilidad. Son ricos en potasio: ciruelas pasas y pasas, patatas y albaricoques secos.

Cromo

Participa en el metabolismo de carbohidratos y grasas, regula el nivel de glucosa en sangre y previene la diabetes gestacional. Se encuentra en el brócoli y las uvas, naranjas, plátanos y pavo.

Cobalto

Participa en la regulación del suministro de sangre a la placenta, su déficit puede causar lesiones hipóxicas en el feto y trastornos hematopoyéticos. Se encuentra en el pescado y los camarones, sémola de trigo.

Cobre

La mayor parte se encuentra en los eritrocitos y leucocitos, en el feto se deposita, y su déficit puede manifestarse en enfermedades oncológicas, obesidad y diabetes. Hay mucho oligoelemento en el cordero y la ternera, mariscos y frutos secos.

Hierro

Forma parte de la hemoglobina, influyendo así en la nutrición de todos los órganos y tejidos. Su déficit afecta el crecimiento y desarrollo del feto, empeora el bienestar de la embarazada y aumenta el riesgo de una gran pérdida de sangre durante el parto. El cuerpo lo absorbe de la carne roja y el pescado, hígado, legumbres y cereales.

Selenio

Es un antioxidante, necesario para la formación del sistema músculo-esquelético del feto. Su déficit afecta la glándula tiroides y puede provocar abortos espontáneos. Se encuentra en el brócoli y los cocos, algas marinas y mariscos.

Silicio

Participa en los procesos metabólicos del organismo, se encuentra en los ganglios linfáticos, las glándulas endocrinas y el tejido conectivo. Su carencia puede debilitar el sistema inmunológico y dañar los vasos sanguíneos. Se obtiene de los cereales, las coles y el pimiento.

Zinc

Participa en la producción de insulina, acelera la cicatrización de los tejidos y es esencial para la vista. La carne de ternera y los productos lácteos, así como las zanahorias, los cereales y el salvado, son ricos en zinc.

Consejos útiles

Empieza a realizar ejercicios para fortalecer los músculos del suelo pélvico (ejercicios de Kegel). Siéntate, contrae los músculos del suelo pélvico, tensa como si estuvieras reteniendo el flujo de orina. Mantén los músculos contraídos durante 10 segundos y luego relájate lentamente. Al principio, haz 5 repeticiones, luego 10 repeticiones, 2-3 veces al día.
Tu bebé ya puede escucharte, así que es el momento perfecto para abastecerte de algunos libros infantiles interesantes, para que el futuro papá pueda leerle a tu pequeño por las noches, acostumbrándole a su voz. La mamá ya es una unidad inseparable con el bebé, el latido de su corazón y su voz serán reconocidos por el pequeño casi inmediatamente después de nacer. Pero el papá tendrá que esforzarse de antemano para convertirse en el mejor padre para el niño o la niña. Además, a la mamá le encantará la idea de pasar las noches juntos con una agradable lectura. ¡Es tan romántico!

Ejercicios para futuras mamás

Después de un agotador primer trimestre y la disminución (o incluso la desaparición) de los síntomas más desagradables del inicio del embarazo (debilidad, náuseas, cansancio, mareos, etc.), el cuerpo de la mujer finalmente está lleno de fuerza y energía, que debe ser dirigida en la dirección correcta. Pasea más – esta es una recomendación general para todas las mujeres durante el período de espera del bebé: ¡tu cuerpo te lo agradecerá por el movimiento! Además, quemar calorías extra será un bono y facilitará la pérdida de peso después del parto.
Es importante entender que la actividad física durante el embarazo tiene sus limitaciones: no se recomiendan ejercicios que tensen los músculos abdominales, ejercicios de salto (provocan picos bruscos de presión arterial), así como aquellos que afecten la circulación sanguínea pélvica (por ejemplo, desde la posición de estar tumbada boca arriba).

Malestares durante el embarazo

Acidez

Con el aumento del tamaño del útero, los órganos de la cavidad abdominal se desplazan hacia arriba, hacia el diafragma, y aparece la acidez. Para prevenirla, no se recomienda adoptar una posición horizontal inmediatamente después de comer, el volumen de comida en una sola ingesta no debe superar los 200 ml, y hay quienes dicen que las pipas de girasol ayudan a combatir la acidez.

Dolores en la región epigástrica

También están causados por el aumento del tamaño del útero y el desplazamiento de los órganos internos, y pueden sentirse tanto antes como después de comer. Ayudará a lidiar con el problema seguir una dieta y comer en pequeñas cantidades, así como controlar la evacuación intestinal.

Dolores y calambres en los músculos de las piernas

La carga sobre las extremidades inferiores aumenta debido al aumento de peso y al incremento del volumen de sangre. La falta de oligoelementos puede llevar a calambres en los músculos. Dosifica el tiempo de caminata, eleva las extremidades inferiores durante el descanso y, si es necesario, consulta a un médico para que te prescriba un tratamiento.

Secreciones patológicas vaginales

Si la cantidad de secreciones ha aumentado o ha aparecido un olor desagradable, es recomendable acudir al ginecólogo-obstetra. El médico evaluará si hay signos de infección e inflamación, así como el estado del feto y su actividad motora.

Disnea

Puede aparecer incluso con un esfuerzo físico mínimo. Las causas de esta condición pueden ser variadas, por lo que es imprescindible visitar al médico y realizar los exámenes según sus recomendaciones para un diagnóstico adecuado.

Mareo

Los episodios raros no se consideran un problema, pero si se presentan con frecuencia, deberías informar a tu médico.

Lista de verificación

  1. Realizar la ecografía programada, que generalmente se asigna entre las semanas 18 y 22 de embarazo. En este período ya se puede determinar el sexo del bebé, así como evaluar el estado del cordón umbilical y la placenta.
  2. Prueba triple o examen para detectar anomalías cromosómicas.
  3. Realizar los análisis prescritos por el médico según las indicaciones médicas: análisis general de orina, estudios bioquímicos, análisis general de sangre.
  4. Visitar al médico para evaluar el estado de la madre y el bebé.

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